miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL MANIFIESTO PRESENTISTA

Una corriente estética tiene necesariamente que construirse a partir de tres partes, por lo menos: el individuo, la tradición y sus procesos creativos. Los anteriores forman una unidad en la multiplicidad difícil de separar, estrechamente entrelazados.

I.

No hay arte sin artista, podemos estar de acuerdo en ello, punto crucial que bastaría para justificar la mención del individuo en este apunte, pero su efecto es uno todavía más grande. Como en todo, para poder comprender un fenómeno complejo es necesario desmembrarlo hasta sus mínimas partes, de esta forma, viendo una particularidad se pueden comenzar a hacer inferencias acerca del todo; así, desde una mirada sincretista, podemos tomar al individuo como un comprimido o resultado de su contexto, el total de factores que lo rodean lo moldean tanto de manera conciente como inconciente. El hombre es una muestra de su cultura, dado que se rige por ella a la vez que la alimenta y la transforma (en la medida en que se relacione con otros hombres).


II.

Tradición es una palabreja tramposa, pues tiene distintas acepciones que dependen del espacio en el que se esté utilizando, pero aquí me referiré a ella como un concepto lo más absorbente posible, casi absoluto. Se puede hablar de sociedad, cultura, historia, costumbres, sobreentendidos, mitos, corrientes, ética y moral: finalmente, movilidad de la información útil (verbigracia); bueno, pues todo eso y más son la tradición. Así, pues, el verdadero artista debe tener una comprensión poco más que aceptable de la tradición para poder participar en ella. Huelga decir que incluso las estéticas que reniegan del resto y luchan por una originalidad absoluta necesitan entender su tradición (no se puede estar en contra del dadaísmo, por ejemplo, si no se tiene buen conocimiento de él y de aquello con lo que se relaciona).


III.

PRESENTISMO: Sustantivo, masculino. Estética que refleja la imposibilidad del individuo contemporáneo para sostener su atención en una sola cosa por el tiempo suficiente que le permita pasar del entendimiento capilar; admite la existencia de una tradición y de un bagaje, e incluso el conocimiento de ambos, pero más como una noción, como un eco que nos suena y nos resuena familiar, no obstante, desprovisto e incapaz de una manipulación completa de ella.

PRESENTISMO: Actitud observadora y distraída. Turista que compra un tour por 32 ciudades europeas en una semana, llega corriendo al Coliseo, a la puerta de Alcalá y al museo del Louvre para tomar una fotografía y volver al camión; finalmente tendrá por lo menos treinta y dos fotografías nuevas en su álbum y el recuerdo de “un lindo restaurante en el aeropuerto donde probó las mejores enchiladas suizas de su vida, ¿o fue acaso una hamburguesa?”.

PRESENTISMO: Fenómeno lógico que tiende hacia lo ilógico. Secuencia de argumentos meta-autodestructivos.

PRESENTISMO:

PRESENTISMO: Usted entra a un loft inmenso donde se toca música de todo tipo sólo para darse cuenta de que ha olvidado la razón inicial por la que está allí en primera instancia. El espacio está repleto de objetos tan disímiles como interesantes, pero usted sin querer se ha distraído mirando por la ventana una nube que, qué curioso, avanza más rápido que sus demás hermanas. Avanza hacia el centro de la habitación saludando con timidez a un grupo de personas que apenas lo miran, le sonríen y lo olvidan; al poco tiempo voltean a verlo nuevamente como para asegurarse de que usted en efecto entró en el espacio. Hay carreras de caballos en una pantalla de plasma tipo ultrafiberbright, lo cual es bastante curioso en un lugar así, pues habitualmente para ese tipo de espacios resultan mejores tv’s de pequeños tamaños como 22, 26 y 32 pulgadas; auque, bueno, una desventaja en este tipo de pantallas de gran tamaño, como 42, 45, 50, y hasta 70 pulgadas, son la alta concentración de calor que emanan, lo que no es muy confortante para un usuario que guste de largas horas de televisión o juegos de video, a menos, claro, que viva en una zona de temperaturas bajas, donde la conjunción de la televisión y la calefacción sea quizá de gran ayuda. Si consideramos los precios en ascenso de la energía, y sopesamos la crisis económica, lo menos que uno pueda gastar es mejor. De hecho, considérelo un momento, es probable que en un futuro cercano las necesidades humanas nos empujen de nuevo al nomadismo, al forrajeo y a la reinstauración de la doma de animales, como caballos y sus familiares lejanos, los camellos; pero, hombre, qué está diciendo, para conseguir un camello en estos días, con la mala fama de las empresas de envíos, no importa cuántas pegatinas de “frágil” e pusieran al paquete, seguramente su camello llegaría como mercancía dañada; sería mejor que usted viajara hasta el camello para asegurar su bienestar. Pero no se equivoque, tendría que ir bien preparado, un camello sin domar no puede viajar, de tal suerte que usted debería quedarse con él hasta sentirse capaz de controlar al animal, obviamente el mayor reto será soportar las altas temperaturas del ecosistema del camello, sin mencionar la falta de agua. No obstante, mucho agua tampoco hace bien, todos conocemos lo molesto que es salir a la calle en un día soleado y que de improvisto un nubarrón venga a aguarnos el día…

PRESENTISMO: Cuando yo era niño me preguntaba frecuentemente por qué…, después me aburrí. ¿En qué estaba?

3 comentarios:

  1. . . . mmmmmmm todo me suena como un triste y divertido síntoma humano que pasa muy seguido.

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  2. Siento que esta creencia-rollo es un pretexto más para sustituir la ausencia de 'onda' en la creación artística o en lo que se quiera aplicar, el intento de infraestructura 'choril' subjetiva para encubrir una más de las filosofías del tiempo de esas producidas de alguna larga y tediosa puñeta mental europea; en fin a mi parecer una reverenda mamada.

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  3. Ciertamente el uso de un aparato crítico "decorado" es un recurso más que común para sustituir "algo" en el arte y para justificar acciones o resultados que no se esperan o que no se desean, pero de verdad no creo que sea la onda la que esté en juego en este caso, pues ésta es, hasta cierto punto, ajena al tema que se trata o el ángulo por el que uno se aproxima, residiendo en mayor parte en la "chispa" o el estilo del individuo, no del arte mismo (la mesura, el buen gusto, la originalidad, el "tacto", no se definen por la estética o la corriente que acarrea a la obra, sino por el artista que la produce). Más bien, lo que está bajo la mira aquí es la validez del presentismo frente a la masa total del pasado que se le viene encima.
    Al final, Áxel, ¿qué medios utilizaron los dadaistas y los estridentistas para lograr su objetivo de abofetear a la sociedad que los encerraba?, bien lo has dicho tú: la mamada.

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